Atardece, un campo yermo en brumas, un árbol seco. En escena una
carretilla de comedias con cachivaches. Tres cómicos junto a un ataúd de
madera barata, que en su interior hospeda a un desaliñado cómico en
posición de difunto.
La trama se construye en torno a una
anécdota de inicio que sirve para el despliegue de las piezas literarias
de Quevedo: el entierro de un cómico por parte de sus compañeros de
farándula y la visita de La Muerte, que viene a llevarse al finado.
En el mundo es costumbre pareja: todos los que parecen estúpidos lo son, y también lo son la mitad de los que no parecen.